Sachaqente

Mira nuestras Actividades

Los virus y el “Ñakaq” – Covid 19 Un mensaje de la tradición andina del Perú

Los virus y el “Ñakaq” – Covid 19 Un mensaje de la tradición andina del Perú

Entrevista sobre el coronavirus, desde la perspectiva de la tradición andina al Dr. Pío Vucetich Núñez del Prado

¿Cómo se entiende el coronavirus desde la perspectiva andino amazónica?

Científicos sostienen que muchos de los virus que enferman a los humanos suelen originarse de los animales, la pandemia de la gripe aviar se originó en 1876 y explotó al mundo en 1997, provino de los pájaros y pollos. El síndrome de inmuno deficiencia adquirida (VIH) se originó de los chimpancés en 1986; el síndrome de coronavirus SARS (2002) vino de los murciélagos; la pandemia de la gripe porcina (2009) provino de los cerdos y el coronavirus COVID19 (2019) vino de los murciélagos y pangolines hasta infectar a los humanos. Para ello los portadores del virus deben reunirse en un mismo lugar, es ahí que la teoría de que el coronavirus se originó en un mercado húmedo cobra sentido: el mercado de Wuhan en China.

La naturaleza sangrienta de este mercado abarrotado de personas y animales salvajes programados para la matanza lo convierte en el culpable más probable. Es un lugar húmedo, el tipo de lugar donde animales vivos son carneados cruelmente para el consumo. En este lugar se mantienen enjaulados a los animales por meses en condiciones terribles donde están expuestos a excrementos, sangre y fluidos de otras especies, de ese modo, un virus pasa de una especie a otra hasta infectar a los humanos.

El hecho de que animales vean cómo se matan a otros animales permanentemente, los procesos de crianza industrializada, la tortura y sufrimiento al que son sometidos denota maltrato y crueldad. En quechua se denomina Ñakaq.

En la tradición andina, no existe una ideología ecológica o ambientalista desarrollada en el sentido occidental, pero sabemos que evitar el sufrimiento de personas, animales y plantas, es decir, el respeto por la vida en su totalidad es una garantía de vida para nosotros y las generaciones venideras.

En el mundo indígena la crianza de animales para el consumo humano debe ser digna y su posterior sacrificio debe realizarse de una manera que provoque el menor sufrimiento posible, en otras palabras, se debe buscar la forma más rápida y fácil para que el animal no sea torturado en este proceso. No se trata de no matar animales, primero se debe dejar en paz a la fauna silvestre y segundo se debe evitar la crueldad animal al momento del sacrificio.

El ñakaq es un principio quechua inca que habla sobre lo que ocurre cuando se quiebra el respeto por los animales, las plantas (kutipaq) y la vida, esto es, cuando se les ocasiona sufrimiento extremo. Este principio es muy importante porque cuando los animales son tratados con crueldad y tortura sin fin, hasta provocarles la muerte, el ánima de estos animales sufrientes, dicho de otro modo, su energía retorna a los victimarios, de alguna forma “maldice”.

El ñakasqa es un reconocimiento de lo que ocurre cuando provocamos sufrimiento mortal extremo especialmente en animales y la consecuencia energética sobre los ejecutores, es provocar una reacción del ánima de los animales sobre nuestra ánima, es decir, la transgresión retorna a los victimarios y esto se traduce en enfermedad y calamidad, de esta forma se puede explicar el origen del coronavirus desde la perspectiva andino-amazónica

¿Cómo reparar el daño?

Primero se deben suspender las torturas a animales, la quema de bosques primarios, plantas y espacios protegidos para establecer una convivencia positiva con ellos. Se deben hacer trabajos de limpieza por la tierra “Juchamikhuy” , técnicas de limpieza por el aire “Saminchacuy”, técnicas de limpieza con el fuego “Ninamikhuy”  y técnicas de limpieza por el agua “Cochamikhuy”, también se pueden realizar despachos reparatorios, cadenas de oración y meditación, cantos, danzas y peregrinajes espirituales por los caminos indígenas de inclusividad como el peregrinaje al Señor de Ccoilluritty, Señor de Huanca, Taytay de los Temblores, Poderoso Cautivo de Ayabaca, Señor de los Milagros, Cruz de Motupe y demás.

En la cosmovisión andino-amazónica existen especialistas, estos maestros trabajan con los elementos ya sea  en sus pueblos, a nivel regional, nacional o internacional, deberíamos formar una red conjunta de trabajo energético concreto. No es suficiente el buen pensamiento o la buena intención, tiene que haber un trabajo de energía de base que lo sustente y una acción correspondiente que repare el daño, esto es lo fundamental.

¿Son suficientes estos trabajos espirituales para revertir el daño?

No, y explicaré por qué a continuación.

La cosmovisión andino-amazónica tiene un principio: la inclusividad. La cultura occidental es excluyente. Vivimos en un permanente estado en el cual queremos eliminar al adversario y esta actitud la repetimos con la naturaleza, la percibimos como indestructible, arrasamos con todo, en el mundo quemamos millones de hectáreas de bosques, inmensos territorios en los que viven un sin número de animales, plantas, insectos y una microbiología única, los animales mueren quemados vivos, al igual que las plantas que también tienen sensibilidad. Quemamos y destruimos todo y con esto cortamos la rama que nos sostiene y nos da soporte. La exclusión es una enfermedad.

Esta inclusividad de la cosmovisión andina implica que hay un mundo para todos, que todos con nuestras diferencias podemos tener un espacio dentro de la vida y que los animales también tienen su propio lugar, esto es, no tenemos que pelear con nosotros mismos ni con lo que nos rodea, sino que podemos convivir sin eliminar la perspectiva del otro y a la vez mejorar la propia.

Otro principio importante en el mundo indígena es el hecho de que no se separa el sujeto del objeto. Munay (energía impulsadora que fluye desde el interior, reparadora y recíproca hacia uno, los otros y la naturaleza).  Llankay (poder de la acción consiente y liberadora proveniente del Munay que repara, sincroniza y unifica a la persona (acción coherente) y la integra en el todo). Yachay (conocimiento y entendimiento proveniente del Munay y Llankay que dirige y regula la vida humana y nos lleva a la sabiduría y unidad); estas instancias se integran, dicho de otra manera, el proceso interno y el proceso del trabajo en el mundo no están separados.

Necesitamos tomar conciencia de lo que estamos haciendo. Desde la perspectiva indígena el trabajo espiritual se debe traducir en hechos concretos, en árboles replantados, en asignar espacios concretos para una convivencia con los otros seres vivos y la naturaleza, implica mejorar tu conciencia y contribuir con la de los otros.  Siempre lo interno se traduce en aportes concretos a nivel externo.

Por ejemplo, entre los millones de habitantes del planeta, podríamos hacer una red de voluntarios y comprar áreas de la amazonia que han sido devastadas y destinarlas a su recuperación, o sea, desde lo individual hacer un trabajo concreto de reforestación con un aporte económico mínimo de cada habitante, una acción concreta de todo aquel que esté consciente de este problema y desee hacer algo al respecto.

Podemos pensar que meditar es la solución para el mundo ante este virus. Elevar la conciencia de la humanidad o como dicen algunos, elevar el nivel de frecuencia del planeta y de esa manera conectarse con energías iluminadas en algún sentido. Esto forma parte de una espiritualidad insuficiente si no se complementa con trabajo y acciones concretas que ayuden a mejorar el mundo. Las meditaciones y cadenas de oración colectivas son positivas y útiles, pero también debemos asumir nuestras responsabilidades como mejorar y reparar los daños, es decir, integrar la esencia humana con la existencia en el mundo.

Asumir esta responsabilidad personal va a implicar la formación de redes de conciencia y la manera en que estas se unan por el mundo. Estas redes parten de una conciencia personal, familiar, regional, nacional e internacional, de este modo pueden articular sus acciones gradualmente y hacer adquisiciones o aportes concretos para recuperar todo lo que ya fue destruido, en otras palabras, que la esencia, la espiritualidad y la existencia o el trabajo sobre el mundo tienen que estar integrados.

Con respecto al aislamiento mundial y la cuarentena ¿Qué consejos daría para aprovechar esta etapa de paro?

Las consecuencias de este virus han hecho que muchas personas enfermen, algunas de ellas están muriendo y una buena parte de la humanidad está paralizada. Muchas de las personas sanas han sido confinadas dentro de sus casas y muchos otros obligados a permanecer aislados fuera de sus hogares. Es una situación difícil ya que no es posible realizar actividades cotidianas, a esto se suman las limitaciones económicas y el sufrimiento por el encierro. En definitiva, vivimos una reacción en cadena de sufrimiento por esta “peste”, este virus.

Estos momentos de reclusión pueden ser aprovechados para interiorizar el proceso vital de cada uno y así salir de esta etapa reflexiva con cosas más claras y concretas que puedan contribuir a la reparación de todo el daño que estamos haciendo, no solo a nosotros mismos sino a las demás especies de animales, las plantas, al agua, al aire y a la tierra.  Esto es, tenemos un desafío para dejar de ser depredadores y regresar a ser parte del universo. Esta lección nos debería servir para tomar conciencia no sólo de lo que estamos haciendo mal, sino de todo lo que ya tenemos y que está bien, debemos tomar conciencia de que hay cosas que han estado mucho peor y que están empezando a mejorar, por ejemplo, algunos países del mundo hoy en día se toman muy en cuenta la conservación de la naturaleza dentro de las políticas nacionales.

Éstas son lecciones que debemos ir incorporando. Enseñar al resto del mundo a actuar desde la conciencia interna, del aporte personal. Así es como se mejoran las cosas. Esto es lo que aprendí de los maestros indígenas con los que compartí y recibí inscrito las enseñanzas de la tradición y también por haber nacido en Paucartambo, un pueblo donde se conservan los legados, las tradiciones vivas, las culturas milenarias y su aporte a la solución de los problemas graves del mundo actual y del futuro.

Pío Vucetich Núñez del Prado
Director de la Asociación Sacha Q’ente
sachaqente@gmail.com
Facebook: Sacha Q’ente

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *