(Notas de la conferencia Prácticas de la Medicina Tradicional Peruana dictada por Pio Vucetich Nuñez del Prado en la Universidad de California, Irvine).
Para la concepción indígena, la salud es un estado de equilibrio entre el individuo consigo mismo (equilibrio interior) y además con su entorno ecológico y sociocultural, incluyendo lo natural y lo espiritual (equilibrio exterior). Podríamos definirlo cómo un paralelismo entre la ecología interior y la de la naturaleza. Los médicos tradicionales, a través de las plantas sagradas, lo que buscan es restituir ese equilibrio interior para después reparar los daños personales y socioculturales sobre la naturaleza y sobre el mismo cuerpo.
Es decir, la recuperación de la salud se basa en dos principios:
- La recuperación del equilibrio interior de la persona. Basada en el principio de cuatripartición, cuatro vientos o wayras.
- La recuperación del equilibrio con el exterior. Basada en el Ayni o principio de reciprocidad.
Estos dos principios están plenamente interrelacionados. Para la concepción indígena, el hombre para depredar la naturaleza, en los niveles que lo hace ahora, primero se ha depredado espiritualmente. Es decir, la relación con el mundo exterior se considera un reflejo de la relación con nuestro mundo interior.
Reciprocidad
Asimismo la forma en que nos relacionamos con lo externo, según veremos más adelante en el principio del Ayni, tiene su correspondiente efecto sobre el mundo interior. Incluso las acciones llevadas a cabo por nuestros antepasados siguen teniendo su efecto sobre nosotros. Cómo dice la Biblia, los pecados de los padres serán heredados por los hijos.
Podríamos decir que es nuestra medicina se da un paralelismo con la ley de la analogía de Paracelso: “Como arriba, así abajo, como abajo, así arriba; como el microcosmos así el macrocosmos, como el macrocosmos, así el microcosmos, como el exterior, así el interior, como el interior, así el exterior”.
Empezaremos desarrollando el concepto de equilibrio interior basado en el principio de cuatripartición, también representado por la chacana.
De acuerdo a esta concepción de cuatripartición, la vida depende de los factores de arriba y de los de abajo, de los factores masculinos y femeninos; de los factores del aire y de la tierra, como de lo cálido y lo frío. Este concepto era comúnmente llamado de los cuatro vientos, o también de los cuatro suyos o de las cuatro pachas (fuentes, pachas o tiempos) de la vida.
El médico tradicional trabaja con las plantas para restituir este equilibrio interior de la persona. Cuando trabajamos equilibrando el arriba y el abajo lo que buscamos es que la persona restaure el equilibrio entre su vida material y su vida espiritual. Cuando hay un desequilibrio entre el arriba y abajo nos encontramos con personas totalmente materialistas que han olvidado su parte espiritual, o por el contrario un poco “voladas” y que han desatendido la parte material. Una persona que adolece de insuficiencia de tierra o “abajo” tendrá problemas para asegurar su manutención, quizás para asumir responsabilidades, formar una familia y en definitiva enraizar. Una persona con insuficiencia de aire “arriba” o espíritu puede caer fácilmente en el consumismo, en los placeres del cuerpo, en las adicciones por carencia de alimento espiritual…
Cuando hay desequilibrio entre el lado derecho e izquierdo nos encontramos conflictos entre el lado masculino y femenino de la persona, entre el racional y el emocional. Podemos tener personas muy racionales desconectadas de su intuición y emociones, con falta de empatía, dificultad para expresar sus sentimientos, para establecer relaciones afectivas o el caso contrario, personas que se dejan llevar por la emoción, dificultad para actuar, dependientes…
Estos desequilibrios se suelen producir por bloqueos energéticos ocasionados por invasiones de energía parasitaria durante la infancia, hechos traumáticos o incluso heredadas de los padres y antepasados. El chamán, por medio de las plantas va limpiando y desbloqueando esos contenidos que impiden que la persona encuentre su equilibrio.
Armonizar al paciente
En la medicina amazónica hay plantas específicas para “enraizar” a la persona, para mejorar su conexión espiritual, para desarrollar la intuición y las capacidades del lado izquierdo, para estar más en contacto con sus sentimientos y ser capaz de “escuchar” los mensajes de su cuerpo… en definitiva para ir armonizando al paciente.
Y cuando la persona consigue tener una armonía con estos cuatro vientos, tawa wayrakuna, entonces, podrá fácilmente estar en armonía con lo interno, y además entrar en una sincronía entre el desarrollo interno y la naturaleza exterior, y con los aspectos sobrenaturales de la misma.